Cuando hablamos de Yoga, a menudo lo asociamos con una serie de posturas de relajación y estiramiento corporal. Sin embargo, esta es una visión incompleta sobre lo que es esta disciplina, malinterpretación que suele ocurrir con la mayoría de los elementos que se importan desde otras culturas a nuestro continente.

En términos concretos, el Yoga es una milenaria disciplina proveniente de India, que busca la realización espiritual con un profundo y riguroso trabajo de la mente, los sentidos y el cuerpo físico. Este trabajo se realiza por medio de ocho aspectos, según el pensador indio Patañjali: el código social (yama), el código personal (niyama), la postura (asana), el control de la energía y respiración (pranayama), el aislamiento sensorial (dharana), la meditación (dhyana), y la superconciencia (samadhi).

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El Yoga es una disciplina encaminada a la realización del ser.

Podemos notar, de esta manera, que comúnmente se suele entender el Yoga sólo como una de sus partes, con la práctica de posturas o asanas. Pero aunque en Occidente se haya popularizado un “yoga refinado” enfocado sólo en el aspecto físico, la sola realización de estos ejercicios aporta grandes beneficios para sus usuarios.

Diversos estudios científicos en los últimos años han descubierto una larga lista de aportes a la salud ligados a la práctica constante del Yoga. Además de lo más evidente, que es mejorar la condición física, el trabajo con posturas y respiración reduce el estrés, mejora el sistema inmunológico y cardiovascular, e incluso mejora la calidad de vida de las personas en tratamiento  de enfermedades.

Un trabajo realizado por ingenieros del Instituto Indio de Tecnología de Roorkee, que abarcó a 84 hombres de 18 a 48 años, observó que las personas que realizan yoga tienen una alta variabilidad de la frecuencia cardíaca, esto quiere decir que tienen una buena salud cardiovascular y arterial. Y quienes no practican, registraron una variabilidad de frecuencia más baja, lo que implica mayor riesgo de arritmias y otras complicaciones cardíacas.

Otra área en la que se están experimentado los beneficios de esta disciplina, es en el trabajo con personas en situación de vulnerabilidad y discapacidad. En este ámbito se han observado grandes aportes para los usuarios con Síndrome de Down, con dificultad de movimiento y coordinación, e incluso para aquellos con trastornos cognitivo, entre muchos otros.

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La práctica yóguica ofrece beneficios para personas de distintas edades y capacidades.

Un equipo de investigación de la Universidad de Nueva York, liderado por la profesora y terapista ocupacional Kristie Koenigm desarrolló un programa de capacitación en técnicas de relajación para educadores de niños con trastorno de espectro autista. Los resultados de esta investigación mostraron una reducción considerable en la agresividad e hiperactividad de los alumnos que estaban bajo la tutoría de profesores capacitados, en contraste de aquellos que fueron asistidos por maestros sin capacitación.

Vishvanath es profesor de yoga en la Escuela Yuukti Yoga en Santiago desde hace más de seis años, y ha recorrido los senderos de la práctica yóguica hace más de trece. En sus clases ha logrado utilizar esta disciplina como una herramienta para la terapia social e integrativa, experiencia que le ha demostrado que este método es un complemento tanto en rehabilitación como en integración para todo tipo de personas.

¿Cómo podemos aprovechar los beneficios del yoga en Occidente?

Todas las personas se pueden beneficiar por el aspecto físico del Yoga. Hay un concepto en trabajo corporal que es la ‘propiocepción’ o la capacidad de percibirse en el espacio y el tiempo. El Yoga ayuda muchísimo en la capacidad de conocerse sin tener que mirarse. Siento que esto es un aporte muy grande para personas con capacidades distintas.

En términos mentales, ayuda muchísimo a regular la mente. Incluso si nos referimos sólo al ámbito del asana, la diferencia con otras técnicas corporales es el uso de la respiración. Los aspectos del Yoga hablan de que tanto como se controla la respiración, se controla la mente. Y tanto como se controla la mente, se controla la respiración. Es una herramienta increíble, porque puedes controlar ansiedad, crisis de pánico, histeria, etcétera.

En el plano espiritual, nos ayuda a conectarnos. Nos vincula con una esencia eterna, llena de conciencia y de felicidad. Simultáneamente, contribuye a que dejemos de identificarnos con aquello que no somos, como lo es cuerpo. Esto es algo también muy valioso para personas con capacidades diferentes.

¿Cómo han sido tus experiencias trabajando con personas en situación de discapacidad?

Mi experiencia ha sido trabajando con asanas. Estoy dando clases en un lugar donde trabaja una chica que es sorda, entonces fue un desafío importante el transmitir un conocimiento, que por lo general es muy verbal, a una persona que no escucha. Así que el desarrollo de las clases fue muy interesante, al aplicar el movimiento sólo por la observación. Ella tenía un desarrollo muy importante de su capacidad visual, entonces resultó fácil transmitir ese conocimiento desde lo visual en vez de lo auditivo. Gracias a esto establecimos un lazo de confianza súper importante.

Por otro lado, tengo una banda que se llama Krishna Sambanda. Hacemos música de la india y música devocional con mantras. Tuvimos la oportunidad de ir a Coanil, en la comuna de La Reina en Santiago. Ahí hay niños e incluso adultos en situación de discapacidad, y al mismo tiempo, con problemas graves en términos sociales y familiares. La mayoría fueron maltratados o violentados. La mayor parte tampoco puede caminar o tiene dificultades motoras profundas. Entonces con la banda fuimos a tocar y fue muy hermoso.

Los trabajadores del lugar estaban muy feliz de ver cómo les llegó la música y los mantras a los niños. Cómo los hizo moverse y aplaudir. Se sentaban en sus camas y reían. Trataban de cantar con nosotros, tocaban nuestros instrumentos. Para los niños fue súper gratificante el sentirse apreciados, sentirse queridos y sentirse parte de lo que estábamos haciendo.

Por Pablo Kohler Lara