Cinco meses han pasado desde el fallecimiento de la niña Lissette Villa Poblete de 11 años, en el Centro de Administración Directa (Cread) Galvarino. Su muerte dejó al descubierto una profunda crisis al interior del Servicio Nacional de Menores (Sename), y con ella, se demostró la urgencia de corregir un problema estructural de largos años en nuestro país.

 

Luego de la tragedia de la pequeña Lissette, todas las miradas se tornaron a la institución en busca de respuestas. El 16 de junio el diario La Tercera publicó un diagnóstico hecho por el Sename donde identifican a 1.334 niños, niñas y adolescentes viviendo bajo su protección, que se encuentran en estado de salud crítico, con “potencial riesgo vital y patologías mentales complejas”.

El 11 de julio la ministra Javiera Blanco hizo entrega al Congreso de un informe, en el que su cartera declara que entre el 2005 y el 2016 fallecieron un total de 185 infantes bajo resguardo del Sename. Este número fue cuestionado por el diputado René Saffirio (DC), quien aumentó el número de fallecidos a 610. La objeción del parlamentario mantiene actualmente comprometido al Ministerio de Justicia a elaborar un nuevo informe más riguroso, para transparentar el número real de fallecidos en manos de la institución.

En el mismo mes de julio, Km Cero publicó un reportaje que constata la deficiente política de adopción de la infancia en nuestro país. De acuerdo a esta investigación, el 68% de los niños bajo protección del Sename tiene más de ocho años, edad con la cual el Estado no inicia el trámite que declara que pueden ser adoptados, debido a la falta de padres interesados y para cuidar la reputación del sistema.

A estas indagaciones se les suma una serie de acusaciones de orden administrativo contra la institución, las desmedidas pensiones de 187 ex funcionarios de Gendarmería, los reportes de uso descontrolado psicofármacos para controlar a los menores de 18 años que habitan el centro, entre otros.

El Consejo de Infancia anunció que el Ejecutivo está trabajando en seis proyectos para modernizar el Sename en respuesta al extenso escándalo suscitado. Uno de estos proyectos pretende dividir la institución en dos, una parte bajo tutela del Ministerio de Justicia y otra, a cargo del Ministerio de Desarrollo Social.

Desde la otra vereda, actualmente trabajadores del Sename se movilizan en todo el país exigiendo mejoras en el sistema a nivel local y nacional. El hacinamiento, las recurrentes situaciones de violencia, el bajo número de personal, la falta de recursos y las nulas respuestas por parte del Gobierno son parte de las demandas que mantienen los funcionarios hace varios meses. Hace unos días la presidenta de la Asociación de Funcionarios del Sename, Alicia Abasto, anunció que se está evaluando el inicio de un paro nacional para octubre.

En Valparaíso, los trabajadores de los centros en Playa Ancha y Limache mantienen paralizadas sus funciones hace más de un mes, exigiendo la salida del director regional debido a sucesos entre los que destaca el apuñalamiento de un educador de trato directo en Limache por parte de un joven interno el día 27 de julio.

Aún se desconoce la cifra real de menores fallecidos en dependencias del Sename.

Lijando el corazón

Hermes Salazar Espinoza es conductor en el Centro de Reclusión de Menores de Limache y Tesorero de la Asociación de Funcionarios del Servicio Nacional de Menores (Afuse), pero durante sus 18 años de trabajo en el Sename ha tenido un papel mucho más importante en la vida de las y los jóvenes que se ven obligados a vivir en estos recintos.

Hasta el año pasado Hermes fue educador de trato directo y recuerda con mucha alegría el contacto que tuvo con los internos. Ha dedicado su tiempo y su cariño por mejorar la estadía de los niños, niñas y jóvenes institucionalizados, siendo “desde psicólogo hasta dentista”, según él mismo relata.

“Yo les enseñé de todo a los niños –cuenta Hermes–. Aprendíamos a tocar distintos instrumentos musicales. Creábamos tallados de lámparas, moais, mesas y relojes cucús. En un momento hice un taller con el nombre de ‘Lijando tu corazón’, y yo ocupaba este espacio para aplicar mi psicología o, como ellos dicen, ‘hacerles la mente’. Cuando lijaban regalos yo les decía que se esforzaran para que le hicieran un buen regalo a sus mamitas, luego les insistía diciendo cosas como “¡mira las manos que teni’ para trabajar y andai’ robando!”.

“Siempre los traté con mucho cariño y con firmeza. Había chiquillos que hasta me decían ‘papito’. Cabros que se soltaban con uno y lloraban por primera vez en mucho tiempo, porque perdieron la costumbre de hacerlo” añade el conductor y tesorero de la Afuse.

Hermes es uno de los cientos de funcionarios del centro del Sename en Limache que llevan movilizándose durante más de un año, en busca de mejoras en las condiciones de habitabilidad para los jóvenes internados. Estas mejoras contemplan acondicionamiento de las camas, calefacción en los baños y desarrollo de infraestructura.

“Como primera medida estamos pidiendo la salida del director regional. Su gestión ha sido nefasta para nosotros, hemos sufrido persecución, ha roto sus compromisos y nos ha tratado como delincuentes. No tiene intenciones de mediar. Su salida no será una solución, pero al menos nos permitirá tener otro diálogo para trabajar en conjunto. Son condiciones que ahora no están y por las cuales estamos radicalizados hoy a nivel regional.” señala Jorge Borrida, Presidente de la Asociación Nacional de Trabajadores del Sename (Antrase) y Terapeuta Ocupacional en el Centro de Menores de Limache.

“No tenemos los recursos necesarios porque no hay financiamiento. Cuando en octubre Hacienda discutió los presupuestos para este año, nosotros les solicitamos una cantidad por sobre el 60% de lo estimado. Si pedimos 1000 millones, ellos nos dan 400 millones, o sea el 40%. Si nos llegan 400 millones, estos son mal distribuidos por el tema político anquilosado y turbio que ha habido en el Sename durante años. El Servicio paga una cantidad tremenda de millones sólo por asesores a nivel nacional, que a veces ni siquiera pasan por un concurso público para asumir el cargo” añade el dirigente.

Respecto a la política de mercado que existe actualmente en el funcionamiento de los hogares, Borrida sentencia que “el Sename generalmente trabaja fomentando a centros modelos. Hoy Til Til es nuestro centro modelo. Allá tienen piscina, tienen cancha. Nosotros no tenemos nada de eso. Mientras hay centros donde se lucha por más especialistas médicos, nosotros peleamos por tener agua caliente. Es el cielo y la tierra”.

Además de la paralización que mantienen los trabajadores de Limache, a la fecha las sedes del Sename en Playa Ancha, San Bernardo, San Joaquín, Puerto Montt y Chol Chol se encuentran en movilización tanto por demandas a nivel interno como por las irregularidades político administrativas que se han presentado en lo nacional.

“Mientras hay centros donde se lucha por más especialistas médicos, nosotros peleamos por tener agua caliente. Es el cielo y la tierra”.

“Mientras hay centros donde se lucha por más especialistas médicos, nosotros peleamos por tener agua caliente. Es el cielo y la tierra”.

Infancia vulnerada: un problema estructural

“Tanto padres como hijos conviven en un contexto muy vulnerable, los papás no tienen las mejores condiciones educacionales ni laborales, por lo que terminan acercando a la delincuencia. Cuando miras a los presos adultos y preguntas por su historia, ellos también han tenido una vida de pobreza, de poco acceso a servicios sociales y también con historial de familiares en la cárcel”, señala Paula Pérez, socióloga y miembro del equipo de Niños, Niñas y Adolescentes de Leasur.

“Aunque hay evidencia que liga la situación de los padres con el futuro de los hijos, no es posible destacar que exista una correlación directa entre la vida del padre en prisión y el hijo infractor. No hay que estigmatizar a los niños y jóvenes vulnerables que tienen familiares privados de libertad. Eso es justamente lo que queremos combatir”, añade Pérez.

Leasur es una Organización No Gubernamental (ONG) dedicada a la crítica, examen y promoción de los derechos de las personas privadas de libertad. Trabajan detectando y denunciando los patrones de abuso sistemático en las cárceles del país, y recientemente conformaron un área dedicada al estudio de la situación de Niñas, Niños y Adolescentes.

“Cuando consulté a un joven que estuvo privado de libertad sobre los temas más importantes a hablar, me señaló que hay dos que son muy importantes: el primero es la violencia que existe en los recintos, tanto entre los jóvenes, como por los mismos educadores, que a veces pueden ejercer violencia verbal e incluso física. El segundo tema son los abusos a los que incurre Gendarmería, generalmente en los allanamientos. Según me indicaba el joven, si los internos denuncian algún abuso por parte de los educadores o los gendarmes, no tienen opciones de ganar, debido a que los funcionarios están en una posición de poder mayor. Los niños y jóvenes no tienen un sistema de protección que los escuche, proteja y evite que se generen estas situaciones de violencia” indica Belén Peralta, antropóloga y miembro del equipo de Niños, Niñas y Adolescentes de Leasur.

“Los esfuerzos para que los niños no se desliguen de su familia deberían ser mayores. Debería hacerse un esfuerzo mayor para que la familia no pierda todo contacto con los niños. Sabemos que lo que ellos más necesitan es atención personalizada, que alguien se interese por lo que les está pasando. En los hogares y en los centros este es el mayor problema, no está pasando y si pasa, es una excepción”, añade Pérez.

Por Pablo Kohler Lara.