La realización de actividad física de forma regular trae múltiples beneficios para nuestro bienestar general. Uno de los más socializados son las mejores que puede traer a nuestra salud física y psicológica.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inactividad física es el cuarto factor de riesgo en relación a la mortalidad mundial (6% de las muertes registradas en todo el mundo). Junto con esto, se calcula que la inactividad física es la causa principal de un 21% a un 25% de los cánceres de mama y de colon, el 27% de los casos de diabetes y aproximadamente el 30% de la carga de cardiopatía isquémica.
Acorde a los datos de este organismo internacional, un adecuado nivel de actividad física -entendida como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que exija gasto de energía- reduce el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, cáncer de mama y de colon, depresión y caídas; mejora la salud ósea y funcional, y es un determinante clave del gasto energético, por lo que es fundamental para el equilibrio y control del peso.
La actividad física no es solamente el ejercicio, sino también las actividades que suponen movimiento corporal y que se realizan como parte de los momentos de juego, del trabajo, de formas de transporte activas, de las tareas domésticas y de actividades recreativas.
Pese a que realizar actividad física de forma regular aporta en nuestra salud sin importar la edad, es importante considerar que las personas en cada etapa en la vida necesitan diferentes niveles, intensidades y tipos de actividad física para mantenerse saludables.
Por esta razón, hemos tomado como referencia las recomendaciones que hace la OMS en este aspecto, con el fin de que pueda ser un documento de utilidad y de consulta para quienes trabajen en este tema.
La OMS hace estas recomendaciones con el fin de proporcionar orientación sobre la actividad física y la salud a los responsables de la formulación de políticas y programas en la materia en cada país o región. Así, la OMS diferencia entre tres grupos de edad al momento de proponer sus recomendaciones: 5 a 17 años, 18 a 64 años y más de 65 años.
En términos generales, para el primer grupo, la OMS recomienda juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados, en el contexto de la familia, la escuela o las actividades comunitarias, con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y de reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles (ENT). Se debe realizar un mínimo de 60 minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa, en su mayor parte, aeróbica.
Para el segundo grupo, la recomendación es realizar actividad física en prácticas recreativas o de ocio, desplazamientos (paseos a pie o en bicicleta), actividades ocupacionales, tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y comunitarias. Los adultos de 18 a 64 años deberían destinar como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana.
Finalmente, las indicaciones para el grupo de más de 65 años son similares en cuanto al tipo de actividades a realizar, pero cambian en la intensidad. Para los adultos mayores se recomienda que realicen 150 minutos semanales de actividades físicas moderadas aeróbicas, o bien algún tipo de actividad física vigorosa aeróbica durante 75 minutos, o una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.
El documento completo se puede descargar acá
Fuente: Organización Mundial de la Salud (2010), Recomendaciones mundiales sobre la actividad física para la salud.
Comunicaciones – ONG Moviendo