Niños, voluntarios y dirigentes sociales son las personas que estuvieron involucradas en la realización de la Escuela del Movimiento Invierno 2017. Luego de esta exitosa experiencia, algunos de los participantes nos comparten sus impresiones al respecto.

El objetivo de la Escuela del Movimiento es generar oportunidades de ocio por medio de la práctica del deporte, actividad física y recreación, propiciando un espacio de encuentro que complemente la formación valórica y educativa de las personas involucradas.

La clave, entonces, es que este sea un espacio de crecimiento para todos quienes participan en él, no solamente para los niños, niñas y jóvenes a quienes están dirigidas las actividades. Esto tiene que ver con concebir la Escuela como un contexto de aprendizaje mutuo y colaborativo.

La Escuela del Movimiento es un proceso que dura mucho más que los cinco días de actividades. Previo a esto, el equipo de voluntarios en conjunto con los dirigentes evalúan, deciden y planifican los principales elementos de la Escuela. Asimismo, se realizan encuentros con los monitores y con los niños y niñas que participarán, donde se diagnostican sus motivaciones, y se capacita a quienes guiarán las actividades. Esto se acompaña de un trabajo con redes como colectivos y otras ONG que colaboran durante las cinco jornadas que contempla la iniciativa. De esta manera se articula un trabajo en conjunto donde participan todos quienes son parte de Moviendo.

 

Defendiendo los derechos de la comunidad
Katherinne Riffo del comité Vista Las Palmas 2,  lleva tres años como dirigente social y cuenta que lo que la motivó a hacerlo es haberse sentido interpelada (y herida en el orgullo) por otro dirigente respecto a su aporte para mejorar la situación de su gente. “Soy peleadora, me gusta defender mis derechos y el de los demás, me creo abogado del diablo”, nos dice.

¿Cómo evalúas la Escuela del Movimiento Invierno 2017?

Un trabajo de mucho esfuerzo y dedicación, los felicito de gran manera, se ve el objetivo a plantear y a realizar. Y desde mi experiencia, me gustaría que como dirigentes nos podamos involucrar más en el trabajo con ustedes y los niños.

¿Qué te pareció el trabajo previo que se realizó?

Como recomendación creo que hay que tener aún más tiempo de organización. Reitero que el trabajo nos gustaría vivirlo a concho, por lo menos a mí.

¿Qué te pareció interesante de esta iniciativa o qué fue lo que te hizo apoyarla?

Lo que encontré interesante es poder encontrar un espacio de recreación para los niños del campamento, de vivir una vida saludable, ecológica y que día a día aprendan distintas situaciones que los lleven a perseverar y saber que las que cosas, con esfuerzo y dedicación, se pueden lograr.

Lo que me inclinó a apoyarlo es la gran pasión que ustedes le ponen a este trabajo, ver que los niños llegan entusiasmados y felices, llenos de expectativas. Y también que se generó una gran confianza, a pesar que al principio me mandé un chascarro.

Con respecto a Moviendo, me faltan palabras de agradecimiento. Con ustedes los niños han vivido experiencias y expectativas que los han hecho creer en ellos mismos. Sin duda, al principio me dio miedo por Brandon, porque en muchos lados lo han discriminado por su condición de discapacidad y como madre siempre hemos trabajado la autoestima con él, que no se sienta diferente. Creemos que junto a él, hemos aprendido día a día.  Jamás me arrepentiré de trabajar en conjunto con ustedes.

 

Vocación de dirigente
“Creo que fue la gente la que me lo propuso y de a poco pude encontrar que existía también en mí algo de vocación” dice Miguel Torres del comité Felipe Camiroaga cuando le preguntamos por qué se volvió dirigente social. “Hoy en día esto es mi pasión en muchas cosas, pero también tiene costos en temas de tiempos y familia”, comenta.

¿Qué fue lo que te hizo apoyar la iniciativa de la Escuela del Movimiento?

Lo vi primeramente en la Escuela de Verano y, luego, lo  que se proyectaba para este de invierno. Sin duda apoyé porque los niños tuvieron una muy buena experiencia y además de entretenerlos, algo de lo que vivieron les quedó en sus conciencias, así que, por supuesto, todo el apoyo a este trabajo.

¿Cómo evalúas la Escuela del Movimiento Invierno 2017 y su trabajo previo?

La evalúo como una experiencia muy innovadora y distinta a lo que conocía, donde los niños ven temáticas valóricas, de cuidado al medio ambiente, inclusión y deportes.

Me pareció muy bueno el trabajo previo, con una alta dedicación de Moviendo en ver el desarrollo participativo de la actividad que se realizaría. Eso es muy bueno, la participación de todos en lo que se planea realizar.

 

La Escuela como una herramienta social
Para la estudiante de psicología, Karla Salinas, la Escuela es una herramienta social que permite hacer cambios en la vida de los niños y niñas. “El esfuerzo y compromiso que sus integrantes dan, se ve plasmado en cada una de las actividades, mostrando real interés por niños” comenta respecto a su primera experiencia en la Escuela del Movimiento.

¿Qué pensabas de la Escuela antes de que comenzara?

Mi historia con Moviendo comienza un día de aquellos tantos, deslizando mi dedo por la pantalla del celular. Entre tantos post, aparece uno sugerido por Facebook. Al ver la publicación pensé en primera instancia: «que interesante, las dos cosas que me gustan: deporte y ayudar». Entrando a la página de Facebook, pude adentrarme un poco más en lo que hacían y buscaban, y ver un poco de lo que ya habían realizado anteriormente.

Una vez en contacto con los integrantes de Moviendo, comencé a entender mucho mejor sus ideales y la forma de hacer las cosas, cómo buscaban devolver algo que por derecho merecen los niños: diversión, entretenimiento y aprendizaje a través de distintas actividades físicas y mentales.

¿Cómo fue tu experiencia como voluntaria? ¿Recuerdas alguna anécdota?

Como voluntaria la experiencia fue enriquecedora, los niños me enseñaron muchas cosas sobre su mundo y en el proceso, me ayudaron a conocerme un poco más y esclarecer aún más lo que quiero como profesional.

Comentar, además, lo sorprendida que estaba de la energía que tienen los niños y el entusiasmo que tienen por hacer cosas. Esto me lleva a pensar, que si se les otorgan las herramientas necesarias para aprender, podremos equilibrar un poco esta balanza social que se encuentra desequilibrada, buscando formas alternativas de aprendizaje y dejando un poco de lado el aula formal, rígida y estructurada.

 

“Me encantó la energía que hay”
Fernanda Zurita es educadora de párvulos. A pesar de que, al principio no tenía una idea muy clara de lo que sería la Escuela, cuenta que la experiencia fue gratificante y que se alegra de haber participado.

¿Cómo fue tu experiencia como voluntaria? ¿Alguna anécdota?

En mi caso, lo que más me encantó fue participar del tras bambalinas: ir a buscar a los niños, pasar lista, estar con ellos durante el día, ver cómo podían exponer sus ideas en las reflexión, lo mucho que aprendían y lo significativa que habían sido las actividades. A la vez, luego de todo eso, estar ahí para limpiar y ordenar para la jornada del día siguiente. Esto hizo que pudiera apreciar a cada uno de los integrantes mucho más y que fuera una experiencia más completa y gratificante. Sin lugar a dudas me parece que es una familia increíble, un oasis en donde realmente hay espacio para la inclusión y aceptación, desde los niños a los voluntarios. Estoy muy agradecida y feliz de haber podido ser parte de la Escuela y espero que siga siendo cada vez más grande y exitosa.

¿Qué pensabas de la Escuela antes de que comenzara?

Al principio no tenía todo tan claro, fui a la primera reunión de voluntarios siendo la más perdida, pero desde que me propusieron participar me pareció una excelente oportunidad que debía aprovechar, pues me encantó la idea de darle a los niños la posibilidad de tener una especie de colonis de invierno con muchas actividades entretenidas y gratis.

¿Qué piensas de la Escuela ahora?

Es tan maravillosa como lo pensé, y mejor. Me encantó la energía que hay, un montón de personas que se unen y comprometen por la causa, nos divertimos y apoyamos, para que cada experiencia salga lo mejor posible. Es algo que todos disfrutamos hacer, podías llegar cada día súper exhausto a casa, pero en verdad valía la pena cada momento. Es una experiencia de aprendizaje que nos nutre a todos los que la vivimos, sin importar el rol que se ocupe.

 

La magia de pasarlo bien
“El haberme rodeado de seres tan hermosos, llenos de luz, alegría y amor, es impagable. Día a día ibas conociendo más a los niños y niñas, te iban contando cosas de sus vidas, sus intereses y sus risas que es lo más valioso que uno puede obtener” cuenta la limachina, Camila López, para quien una de las experiencias más enriquecedoras de la Escuela fue contagiarse de la alegría de los niños y poder trabajar junto a ellos sin jamás dejar de pasarlo bien.

¿Qué pensabas de la Escuela antes de que comenzara?

Pensaba que sería una experiencia nueva, para conocer perspectivas diferentes tanto de los mismos niños y niñas con los que participaría, como de los adultos, tanto los que trabajaban permanentemente en la ONG, como los voluntarios nuevos como yo.

¿Qué piensas de la Escuela ahora?

Pienso que la Escuela fue una hermosa experiencia y una herramienta importante para hacer cambios, ya que trabajar con niños hace que los cambios sean más notorios, como ellos son esponjas absorben todo lo que van aprendiendo, viendo y escuchando, y eso podrán llevarlo a sus mismas familias y a otros niños y niñas que no pudieron participar en esta Escuela, incentivándolos quizás a participar en una próxima oportunidad.

 

Lo que sustenta la Escuela
Camila Ramírez es estudiante de enseñanza media y decidió sumarse a este nuevo desafío durante el invierno. “Pienso que la Escuela es un espacio que se sustenta de cariño y responsabilidad hacia y por los niños. Siendo esto lo que hace posible que se cumplan los objetivos” dijo respecto a su experiencia como monitora.

¿Qué pensabas de la Escuela antes de que comenzara?

En realidad no tenía una idea clara de lo que sería la Escuela, dado que no sabía las actividades que se realizarían y tampoco conocía a todos los niños, por lo cual tenía una gran incertidumbre, pero mucha ilusión de lo que podrías suceder.

¿Cómo fue tu experiencia como voluntaria?

Mi experiencia como voluntaria fue algo muy significativo desde el inicio, por el grato ambiente que se sentía. Fue lindo sentir como cada día los niños te iban identificando como su tía e iban mostrando confianza que iba aumentando a través de los días.

 

 

 

Por Daniela Marín y María Paz Gálvez

Equipo Comunicación – ONG Moviendo